Aprender a aprender…kung-fu.
Cuando el alumno esta listo el maestro aparece, es una frase que puede sonar un poco trillada. Pero que siento, basado en mi experiencia, es cierta.
Ya que algunas veces se carece de la madurez para apreciar una lección o una corrección los que se quedan y los que perseveran son los que adquieren el final de día, los beneficios del Kung-fu.
Muchas veces al aprender artes marciales especialmente si la persona no tiene experiencias anteriores en este arte puede sentir frustración.
Es completamente normal frustrarse, pero algunas personas no superan está frustración y se retiran talvez, prematuramente.
Hay que recordar que como su nombre lo indica el arte en artes marciales se refiere no solo a la expresión del ser, sino también a la dedicación, practica y entrega a este arte.
Muchas veces las expectativas nos pueden traicionar, sobre todo si estas son algo irreales o basadas en mitos. La experiencia en artes marciales se mide en años y no meses.
“En Kung-fu un año es un pequeño logro”
Los frutos del entrenamiento deberían dar como resultado habilidades en algunos casos muy concretos y otros un tanto imperceptibles, esto hace que cuando los resultados no son tan inmediatos las personas se desesperen.
Un ejemplo muy claro es, en la practica del taichi se nos ha dicho que la “meditación en movimiento” nos va a brindar los beneficios de, la tranquilidad, la relajación y la mejora de la concentración. Lo que no se dice es que estas habilidades hay que cultivarlas, entrenarlas y que en la primera sesión tal vez no se vaya a sentir un cambio tan importante en nuestra mente.
Si hay concretamente cambios desde la primera clase, como la relajación durante la práctica y la concentración en los movimientos y no tanto en el entorno, pero estos son rara vez percibidos al primer momento. El equilibrio, la fuerza en la espalda y piernas son otros beneficios que poco a poco se pueden notar, la potencia en los golpes y patadas es lenta, pero con un par de meses de practica se nota una pequeña diferencia.
Como profesor estoy acostumbrado a que los principiantes no sepan que esperar o no entiendan el proceso, lo que he tenido que aprender a la fuerza es la lucha contra las expectativas que las personas traen y que muchas veces no me expresan y es solo hasta que estas no se cumplen, después de la primera clase, que las mencionan. Entonces viene la parte difícil de cambiar esa creencia.
El camino de las artes marciales es uno que nos va a llevar a cambiar muchas veces nuestras expectativas y si no somos flexibles con ellas el camino nos va a frustrar mucho.
Las condiciones para la practica han de ser adecuadas, pero mucho de lo que se necesita ya esta dentro de nosotros, solo debemos dejarle salir o dejarle ser, sin interrupciones como un árbol que plantamos y al que no le vamos a exigir que siendo de naranjas no de manzanas.