“Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos que han sido engañados” (Mark Twain)
El camino a la iluminación por $7.99
Gracias a el camino de la enseñanza del Kung-fu o Tai-chi he podido conversar y relacionarme con personas de diferentes disciplinas que llegan a las clases. Cada persona trae metas diferentes para probar una clase de estos artes. En Kung-fu muchas veces las personas buscan aprender formas, adquirir un poco de condición física o simplemente vieron Kung-fu Panda y todo eso está bien, haciendo un par de preguntas podemos establecer unas metas más claras y arrancar con el entrenamiento. El kung-fu es concreto y al punto, fácil de demostrar y difícil de imitar, se tiene o no se tiene Kung-fu.
En el caso del Tai-chi a veces se complica un poco más. El Tai-chi por algún motivo se ha visto, tal vez por mal marketing, para mucha gente como un arte místico, lleno de beneficios exagerados que van no solo a mejorar su salud, sino también a hacer que el individuo adquiera una percepción diferente, sea sereno y sabio hasta el punto de la iluminación. Lo cual, está muy alejado de lo que una clase de Tai-chi tradicional a la semana puede llegar a lograr.
Es aquí cuando las expectativas juegan en contra de los nuevos practicantes, pues muchas veces vienen buscando un elemento que sin duda es parte de la práctica del Tai-chi pero que es mas un resultado de un entrenamiento constante y no algo inmediato. En ese sentido y puesto llanamente el Tai-chi NO es una aspirina.
Muchas veces las personas llegan con una idea fija en la cabeza (aun sin tener ninguna experiencia) de lo que deberían sentir en una clase y se decepcionan cuando no es así.
Son los clásicos “Vine a relajarme y me siento cansado” o “venía a meditar y me siento estresado” o el más infame “Siento que expulsé demasiado chi”.
Cuando se presentan estas conversaciones por lo general como profesor tengo dos opciones, ser honesto y aclarar que es parte del proceso, o seguirle la corriente al estudiante y que esta eventualmente llegue a la misma conclusión. El problema es cuando la persona no quiere aceptar ninguna de estas opciones y requiere una aclaración más clara de por qué se sintió de esta u otra manera, contrario a lo que se formuló en su cabeza y sobre lo cual ninguno tenemos control ni responsabilidad.
Es ahí cuando la creencia de este individuo se vuelve un problema, ya que es más difícil convencer a alguien de que ha sido engañado, que engañarlo en primer lugar.
Para concluir es obvio que el Tai-chi nos brinda muchos beneficios tanto físicos como mentales. Los cuales solo pueden ser develados por medio de una práctica continua.